Alejandra tiene una sensitividad especial a la hora de afrontar la realidad: respira, se enamora y sueña como cualquier adolescente. Su mundo cambia a un ritmo trepidante que en ocasiones no sabe, no puede, o no quiere controlar. Algunas veces se deja arrastrar; otras se vuelve caótica o directamente lo arruina todo. Es la víctima perfecta para caer atrapada en una vida complicada, y en cierto modo, sabe que es débil. Vive un momento difícil debido a las malas compañías que han irrumpido en su rutina sin pedir permiso; y todo se sumará a no querer reconocer que se está enamorando alguien muy especial, a quien puede perder si no controla su caos.
Lo que es seguro es que: haga lo que haga, su vida a partir de ese momento, quedará marcada a fuego.
«La autodestrucción es un arte que surge de la confluencia de dos elementos básicos: una mala influencia y un mal día. Si a esa unión le añades romance, drogas, rebeldía e inconformismo, lo único que te queda es una ínfima posibilidad de redimirte; aunque tu mente vaya en dirección contraria.