Si habéis leído la novela Tinta amarga, Las cicatrices mudas os cautivará por ser la segunda entrega de la que he llamado «thriller neo-noir». Cizallada, suavemente, la parte erótica, para cederle el protagonismo al ambiente policiaco.
Si no habéis leído Tinta amarga, no pasa nada; Las cicatrices mudas es una historia que, pese a partir de la anterior, es completamente independiente y cuenta con un ‘previous’ que muestra a los personajes principales. He de reconocer, que me ha salido bastante Tarantino. Me lo pasé genial al escribirla. Y, además, tiene muchas sorpresas… Al ser una colección, he tomado el mismo tipo de portada que la anterior.
Sinopsis de la novela:
El cadáver de una mujer sin identificar, aparece flotando por el Guadalquivir. El inspector Juan Utrera, encargado del caso, tiene que determinar si se trata de una muerte fortuita o de un asesinato. A medida que descubre datos sobre la fallecida, surgen personajes de un pasado casi olvidado en el que era agente de Asuntos Internos y cooperante del CNI, junto a su compañera Vera Carmona, la Espía. Un thriller neo-noir trepidante, rodeado de acción, intriga y antihéroes que recorren los oscuros pasadizos del hampa y esconde una relación de amor/odio truculenta, donde nada es lo que parece.