A veces pensamos que el amor nunca llegará, que estamos condenados o que tenemos mala suerte.
Creemos que no somos suficiente o simplemente no somos la persona indicada para nadie…
Y de pronto llega… No lo viste venir. Sientes un golpe en el pecho que te deja tambaleando sin saber que paso. Miras… Y ahí está ella sonriendo… Sabes que ha tocado tu corazón y que nada volverá a ser lo mismo. Todo cambió para siempre.