Novela corta en la que Clarín realiza una rememoración de sí mismo y de sus pensamientos de la mano del personaje de Narciso Arroyo.
Es un relato de fuerte sabor autobiográfico en el que don Leopoldo narra sus veraneos juveniles en la finca familiar de Carreño, con sus padres, el contacto con la naturaleza, los problemas de salud, la crisis de conciencia y los primeros escarceos amorosos.
Al inicio del relato, el narrador-protagonista, que había estado «enfermo», se sitúa a sí mismo en la Quinta de La Rebollada (Guimarán):
«Era durante el verano mi larga convalecencia, prolongada en mis adentros, cuando ya los médicos me daban por restablecido completamente. Estaba yo en la aldea, en un valle muy frondoso, muy retirado, ancho y largo, limitado por colinas suaves, de líneas graciosas cubiertas hasta la cima de árboles…».